En tanto las actividades sean de producción, servicios, directivas, estratégicas, comunicacionales, etc., las empresas están constituidas por personas y dependen de ellas. Están supeditadas siempre al estado psicofísico de las mismas y están sujetas de sus decisiones para el giro normal de sus operaciones y el consecuente cumplimiento de sus objetivos. En este contexto las personas constituyen el principal capital de las empresas; son el CAPITAL HUMANO. El desarrollo de habilidades, actitudes y aptitudes conforman la principal estrategia empresaria para su éxito, generando ventajas competitivas sostenibles y adaptadas a la dinámica en que se encuentran las instituciones. Un planteo inteligente y cabal sobre la gestión de las relaciones humanas ofrece alternativas para conseguir y mejorar resultados.